lunes, octubre 30, 2006

De música ligera

Nito Mestre era a Sui Generis lo que Paul McCartney a los Beatles
Joe Satriani es como Walter Giardino pero con prestigio

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sábado, octubre 28, 2006

El limbo

Ser intelectual entre los boludos y boludo entre los intelectuales es como tener padre judío y madre católica

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domingo, octubre 22, 2006

Incomunicación

Ayer en el colectivo vi a una pareja de sordomudos (no llegué a dilucidar si ambos lo eran o sólo uno y el otro le hacía la gamba) teniendo una discusión. Era una pelea fuerte, casi se llegaba a percibir el volumen de la cosa. Pasaron por cada uno de los estadíos conocidos por cualquiera que alguna vez se haya peleado con su pareja: bronca y gritos, enojo, cada uno mira para otro lado y no se hablan, primer acercamiento de reconciliación de parte de uno de los dos, rechazo del otro, esto último un par de veces más hasta que el otro cede, mimos y encuentro con bastante renuencia al principio, histeriqueos varios, finalmente el encuentro, amor, besos, mimos con toda la furia en pleno transporte público, los dos se ríen de lo boludos que fueron al pelearse. Todo esto me llevó a pensar en lo mucho que me cuesta comunicarme, a mí que las audiometrías me dan perfecto; a mí, proyecto de locutora; a mí que tengo bastante facilidad de palabra. Me di cuenta de que últimamente estuve más sordomuda que nunca, y no porque tenga capacidades especiales, de ninguna manera, sino que -sin eufemismos- parece que cuando quiero puedo ser una verdadera discapacitada.

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jueves, octubre 19, 2006

La asunción

Asumir las cosas es difícil y zarpado. Ir resolviéndolas, que se aclaren en la cabeza de a poco, hasta que finalmente aprietran tanto en el pecho que uno las larga, las dice casi sin darse cuenta. Es maravilloso, un alivio importante. Pero el mambo viene después. ¿Qué se hace con eso que uno aceptó? Es como en la política, el tipo hace la campaña, se mata recaudando la guita, sufre con los sondeos, le da ulcera el último tiempo antes de las elecciones. Después se vota, lo eligen, fiesta fiesta, se hace un acto muy simpático en el que le ponen la banda presidencial y el chabón asume. Y ahí es cuando se le viene la noche y tiene que sacar al país de la crisis.

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miércoles, octubre 18, 2006

Alivio

Ahora que ya pasó el día de la lealtad peronista, puedo volver a hablar boludeces sin ningún tipo de culpa. Estoy más tranquila. Porque ni daba dedicarse a giladas cuando el país prestaba atención a temas serios como el cadaver de Perón.

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lunes, octubre 16, 2006

Reincidencia

Y yo que pensé que había superado mi adicción a ganarme cosas en la Mega... Ayer pegué entradas para ir a ver a Los Pericos en su Mega Acústico. Una banda que no me gustaba ni cuando tenían un cantante carismático.
Lo mío es reincidencia por el puro placer de confundir pasado con presente. Y el pasado es una droga muy peligrosa.

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viernes, octubre 13, 2006

Demolición

Hoy vi cómo demolían el edificio de enfrente del mío, donde ahora hay un enorme vacío, y en un futuro no muy lejano habrá una casa. La industria de la construcción es verdaderamente fascinante. Un capricho repentino y ¡pum!, años y años de historia pueden volverse polvo en un instante.
Los obreros trabajaban incansablemente, transpirando como cerdos mientras le daban toda su vida a ese nuevo presente que empezaba a armarse. Un capataz daba indicaciones enérgicamente mientras contemplaba con satisfacción y un cierto estupor la magnitud de semejante mazacote voraz que encerraba a la vez tanta destrucción y tanto cambio.
Y yo tan sólo me paré en la otra vereda, mirando cómo el cemento se resistía a caer, para luego entregarse vencido al suelo; mirando cómo una nube blanquecina y hermosa empezaba a formarse y a subir hasta cubrirlo todo. Disfruté tanto de aquel espectáculo urbano improvisado, y cuando la escena comenzó a quedarse quieta me inundó una emoción enorme e increíble.

Uno es nada más y nada menos que escombros. Cada tanto delira en sueños y se anima a jugar al constructor y a armar su edificio de deseos, de proyectos, de imágenes posibles, de algún tipo de felicidad. Dueño de sí mismo, uno es el obrero, el capataz, el inversionista, el inquilino. A veces ambiciona un piso de la re puta madre, con pileta, gimnasio y salón de fiestas. Y otras veces simplemente le alcanza con un dos ambientes para diseñar el paraíso mínimo donde respirar el propio aire.

lunes, octubre 09, 2006

Lo barato de la felicidad

La palta
El alcaucil
Las frutillas
Las cerezas
Las naranajas

La llave de mi corazón la tiene el verdulero boliviano, que tiene la fruta y la verdura más ricas del mundo a pasitos nomás de mi hogar
Con eso y el queso port salut del chino estoy hecha (cuando en el diario hablan de los supermercados chinos como "super chinos", yo me lo imagino al chabón de hidalgo con una capa volando hasta mi balcón para traerme el pan lactal y el casancrem)

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domingo, octubre 08, 2006

Guerrero cósmico amarillo

"Heroína de la independencia, fue una mujer de inigualable coraje. Su marido, el general patriota Manuel Ascencio Padilla, le encomendó la defensa de la hacienda de Villar, mientras él dirigía un ejército hacia la región del Chaco. Los realistas atacaron Villar para cortar la retirada al general Padilla, y Juana Azurduy lo defendió con sólo treinta fusileros. En uno de los asaltos mató ella misma al jefe de la fuerza enemiga y le arrebató una bandera que luego presentó a su esposo".


La valentía, el coraje, la pasión revolucionaria, la fuerza de guerrero, el espíritu salvaje, el respeto por la tierra, la entrega a los otros, el sentido de justicia; todos estos vienen juntos: son una misma esencia maravillosa.
Cuando Juana luchó con sólo 30 guardándole la espalda, lo hizo por amor.


Juana Azurduy
flor del Alto Perú
no hay otro capitán
más valiente que tú

viernes, octubre 06, 2006

21

Hoy es mi cumpleaños. Y es la primera vez en una largo tiempo que lo vivo con mucha felicidad y expectativa. De chica lo hice en todos lados, un bowling, una pista de patinaje sobre hielo, una kermese, tuve magos, tortas y disfraces. Hasta una vez hice un baile donde hubo lentos... Lentos de primaria, esos que se bailaban con cara de pavor, brazos rígidos y a 600 kilómetros y medio del muchacho en cuestión.
Fiesta de 15 de las de carnaval carioca no hice porque había festejado el bat mitzvá. Pero también hubo una movida ese año: fue en un karaoke. Me vestí de rosa (que ahora califica sin duda como el color que más odio en el universo) y me planché el pelo. Pensar que hoy soy la fan número uno de mis rulos y no dejo por nada del mundo que ningún peluquero me estire la peluca...
A los 16 me puse más vieja, tanto que no me acuerdo qué hice. A los 17 cené con mis amigas y conocí (por aceptar que me acompañara a la parada del colectivo) al novio que me dejaría días antes de mi cumple de 20. A los 18 cayó Iom Kipur e hice una merienda en mi casa en la que la mitad de mis amigas no probaron bocado. Cuando cumplí 19 no vivía en Argentina y hacía demasiado frío para lo que debería haber sido un octubre porteño. Soplé las velitas con mucha gente extraña y estuve muy triste. A los 20 también estaba triste por el asunto ese del novio, y salí a cenar con mis viejos y a brindar a un bar con las pibas.
Y llegaron los 21, sin motivo alguno para tristezas, para dejar pasar o posponer. Me encontraron en casa, cerca de la gente que sabe bien qué es lo que pido cuando soplo las velitas. Este año mi viejo no se va de viaje, mi tío no se casa, y mi otro tío no se recibe. Este año estoy yo y mis cosas, toda esta vida que busqué tanto y ahora empieza a armarse. Este año no hay bowling, pero sí habrá fiesta. La nena que amaba festejar se hizo grande, pero volvió a ser una feliz cumpleañera... Al final, a una mujer con todas las letras nunca le viene mal una torta de chocolinas.

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