Mover las cachas, toma dos
Señoras y señores, toda mi vida he estado sumergida en una pestilente ficción. Culpé a la genética, a mi metabolismo lento, a las caderas del lado de mi viejo -que se morían de ganas de saltar de generación en generación las muy hijas de puta-, a mi actitud de sibarita con mucho tiempo libre hacia los ravioles de ricota. Pero lo cierto, lo innegable, es que sea lo que sea el culpable, yo viví veintitrés años atrapada en la idea fija de que para ser flaca hay que hacer dieta (estricta, con nutricionista nazi y papel acusatorio pegado en la heladera).
Siempre me dio gracia la gente que sale a correr, la que entrena, la que paga la cuota mensual del gimnasio, y por si fuera poco, va!!! Ya he hablado alguna vez en este blog de cómo tratar de estar mejor me producía más tribulaciones de orden filosófico que satisfacción garantizada o le devolvemos su dinero.
Pero ahora, ahora, hoy, cuando volvía del gimnasio (la secuela: el imperio contraataca), extrañamente contenta y sin preocupaciones invadiéndome la cabeza, tuve una epifanía muy acorde con los sentimientos que cruzan todo lo que hago últimamente. A saber: lo que hice siempre, o de a ratos, cuando me venía la voluntad transitoria; eso de cortar con los carbohidratos y almorzar calabaza hasta ponerme naranja, era una estrategia de pura privación. Lo de ahora, esto de apagar la tele y ponerme las calzas, y seguir la coreo sonriendo mientras me repito que si quiero, puedo cambiar todo; esto de sentir placer por tener un cuerpo vivo y ágil, además de comer sano y pedir chop suey en vez de arrolladitos primavera, deja de ser privación, y es acción pura.
Perdón, pero hoy vino Tamara Di Tella a escribirme el blog.
Lo que pasa es que todos sabemos que cuando se cambia el eje, uno se sale de su órbita, pudiendo causar la colisión de universos enteros.
Nadie sabe cómo serán esos mundos que se avecinan.
Yo no puedo esperar para averiguarlo.
Siempre me dio gracia la gente que sale a correr, la que entrena, la que paga la cuota mensual del gimnasio, y por si fuera poco, va!!! Ya he hablado alguna vez en este blog de cómo tratar de estar mejor me producía más tribulaciones de orden filosófico que satisfacción garantizada o le devolvemos su dinero.
Pero ahora, ahora, hoy, cuando volvía del gimnasio (la secuela: el imperio contraataca), extrañamente contenta y sin preocupaciones invadiéndome la cabeza, tuve una epifanía muy acorde con los sentimientos que cruzan todo lo que hago últimamente. A saber: lo que hice siempre, o de a ratos, cuando me venía la voluntad transitoria; eso de cortar con los carbohidratos y almorzar calabaza hasta ponerme naranja, era una estrategia de pura privación. Lo de ahora, esto de apagar la tele y ponerme las calzas, y seguir la coreo sonriendo mientras me repito que si quiero, puedo cambiar todo; esto de sentir placer por tener un cuerpo vivo y ágil, además de comer sano y pedir chop suey en vez de arrolladitos primavera, deja de ser privación, y es acción pura.
Perdón, pero hoy vino Tamara Di Tella a escribirme el blog.
Lo que pasa es que todos sabemos que cuando se cambia el eje, uno se sale de su órbita, pudiendo causar la colisión de universos enteros.
Nadie sabe cómo serán esos mundos que se avecinan.
Yo no puedo esperar para averiguarlo.
7 Comments:
Bien por los cambios, bien por el abandono de los prejuicios hacia el deporte, bien por Lula que asumió que quería hacer un cambio y lo enfrentó, bien por la calabaza sin sufrimiento, bien por el espíritu esperanzador y positivo del post que influencia al desprevenido lector y le dá un empujoncito suave hacia sus propios deseos.
Y bien por las calzas... creo que faltó.
Lula me das orgullo!
Nada mas que agregar...
Johi
Es más fácil encarar cualquier cambio, cualquier proyecto, caminar cualquier camino, con amigas así dándole la mano a uno
Las adoro
No hacen faltas dietas... Por lo menos en tu caso. Así de perfecta sos...
Ay...
Tenía razón. Mundos nuevos. Increible!
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