La acción y la inacción
Hoy no tenía ganas de escribir en el blog. Prendí la computadora, abrí el Word, y ante la hoja en blanco, empecé a tipear. Sin ganas, pero lo hice igual.
Eso es lo que diferencia a los grandes hombres de los hombres pequeños, insignificantes. No es la genialidad. No es el heroísmo. No es el talento, ni la belleza, ni ninguna cualidad excepcional.
Todos podemos ser héroes y venir a este mundo a hacer algo fuera de lo común y cambiar el curso de la historia… pero… nos da paja.
La fiaca va desde lo más chiquitito a lo más grande.
No es sólo hacer la cama y limpiar el baño.
La noche que vas a salir sí o sí, por ejemplo, se pone a llover, esa garúa finita molesta. Y te quedás en la cama sin bañarte viendo películas por cable. Y te perdés de conocer al gran amor de tu vida porque… te dio paja.
O estás mal en tu laburo. Tu jefe te grita, ganás dos mangos, sos ingeniero industrial y te mandan a servir el café. ¡¡¡Deberías ponerte a buscar otro trabajo ya!!! Pero cuando cazás los Clasificados para marcar avisos la birome no te anda. Y te vas a parar a buscar otra pero te da paja, y te quedás en ese trabajo de porquería.
¡¡¡Tu paja puede matarte!!! Pedí ese turno con el médico por ese dolor que te viene afectando hace tiempo. ¡¡¡No te cuelgues más, podrías no despertarte mañana!!!
Otro sería el mundo si todos se hubieran rendido a la paja. Lo que distingue a un revolucionario del resto de los mortales no es un halo de grandeza, sino que ha logrado vencer la vagancia.
Imaginate si el Che Guevara hubiera tenido fiaca. Era un tipo de clase media alta, respetable, se casaba con la conchetita, habría sido un buen médico instalado para siempre en Córdoba Capital… Pero no, él quería viajar por Sudamérica, conocer los destinos de hombres y mujeres, involucrarse en la historia de su continente
O por ejemplo, Nelson Mandela. Pensá que hubiera pasado si el tipo decía, “la verdad es un garrón que en Sudáfrica a los negros nos traten así, la segregación es cualquiera. Estaría hacer algo, pero me da una paja…”
Hay una delgada línea entre la acción y la inacción. Y hasta a veces, una simple palabra. Es Martin Luther King, si en vez de decir “Tengo un sueño”, hubiera dicho “¡¡¡Tengo sueño!!!”.
Eso es lo que diferencia a los grandes hombres de los hombres pequeños, insignificantes. No es la genialidad. No es el heroísmo. No es el talento, ni la belleza, ni ninguna cualidad excepcional.
Todos podemos ser héroes y venir a este mundo a hacer algo fuera de lo común y cambiar el curso de la historia… pero… nos da paja.
La fiaca va desde lo más chiquitito a lo más grande.
No es sólo hacer la cama y limpiar el baño.
La noche que vas a salir sí o sí, por ejemplo, se pone a llover, esa garúa finita molesta. Y te quedás en la cama sin bañarte viendo películas por cable. Y te perdés de conocer al gran amor de tu vida porque… te dio paja.
O estás mal en tu laburo. Tu jefe te grita, ganás dos mangos, sos ingeniero industrial y te mandan a servir el café. ¡¡¡Deberías ponerte a buscar otro trabajo ya!!! Pero cuando cazás los Clasificados para marcar avisos la birome no te anda. Y te vas a parar a buscar otra pero te da paja, y te quedás en ese trabajo de porquería.
¡¡¡Tu paja puede matarte!!! Pedí ese turno con el médico por ese dolor que te viene afectando hace tiempo. ¡¡¡No te cuelgues más, podrías no despertarte mañana!!!
Otro sería el mundo si todos se hubieran rendido a la paja. Lo que distingue a un revolucionario del resto de los mortales no es un halo de grandeza, sino que ha logrado vencer la vagancia.
Imaginate si el Che Guevara hubiera tenido fiaca. Era un tipo de clase media alta, respetable, se casaba con la conchetita, habría sido un buen médico instalado para siempre en Córdoba Capital… Pero no, él quería viajar por Sudamérica, conocer los destinos de hombres y mujeres, involucrarse en la historia de su continente
O por ejemplo, Nelson Mandela. Pensá que hubiera pasado si el tipo decía, “la verdad es un garrón que en Sudáfrica a los negros nos traten así, la segregación es cualquiera. Estaría hacer algo, pero me da una paja…”
Hay una delgada línea entre la acción y la inacción. Y hasta a veces, una simple palabra. Es Martin Luther King, si en vez de decir “Tengo un sueño”, hubiera dicho “¡¡¡Tengo sueño!!!”.
Etiquetas: teorías trascendentales
7 Comments:
Lu, soy tomás el amigo de guille...
muy bueno el blog.
Leí los últimos pero ya miraré lo más viejo.
Acá te dejo la dir del mío.
No sé si te va a interesar, pero es lo que hay. O más bien, lo que tengo.
Saludos.
y del encuentro con el mostro no vas a postear nada?? muy mal...
lu me encanto. muy cierto lo que decis. la paja se apodera cada vez mas de mi. no se ya, con que espantarla! la paja es la muerte...
Te quiero mucho mucho mucho.
No se si te merezco en mi mugrosa y pajarienta(?) vida.
Despues te llamo.
muy lindo manifiesto contra la paja, más lindo saber donde cocinaste esta idea
Fede
MUY BUENOOO
pasa que la paja... tiene dos acepciones tan distintas... ambas pueden ser adictivas... preguntaselo a los teenagers sino
un adecuado uso de ambas proporciona sonrisas y satisfacciones que bien nos merecemos
amo te
hace como 6 meses lei esto q subiste y me habia gustado.... hoy de pedo me lo volvi a encontrar y me di cuenta q nunca te felicite porq taba bueno.
habiendo cumplido, me retiro.
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