Las caretas y las caras
¿Hay algo más careta que un verano en la costa? Gesell de niña y con carpa de alquiler mensual, Miramar en un año de pubertad pulsional y olvidable, otra vez Gesell de adolescente sexuada y tímida, rodeada de amigas y un vino blanco barato que inundaba las grietas de un melón partido al medio. No. No hay nada más careta que un verano en la costa. Eso hace que, por oposición, no haya nada menos careta que un verano en la ciudad. Y, siguiendo con esta lógica, el carácter transitivo convierte en careta al invierno urbano.
Máscaras muy diferentes cubren el calor del balneario y el frío de Buenos Aires. ¿O lo son tanto? Cuerpos ocultos tras capas de sweaters, manos enfundadas en guantes que endurecen el tacto hasta quebrarlo; los amantes se dan la mano y no la sienten. O el caprichoso croquis de pieles en la arena, figuras que el mar engulle y vomita como en un espasmo. Brillo labial y sombra de ojos dibujan las sonrisas sincopadas en el boliche de la peatonal, para que un rato después los besos anónimos las desdibujen.
Debajo de todo aquello, ¿dónde estás? ¿Dónde estoy? En La vida descalzo Alan Pauls describió la poesía de Cabo Polonio en julio.
Quiero estar en la playa cuando se han ido, los que tapan toda la arena con celofán.
¿Y en la ciudad del verano? No hay brisa marina sino sudor.
Buenos Aires, 95 % de humedad, no me verás en el subte.
Sólo quedará caminar por la calle abrasadora. Asfalto desvistemé. Entre minis, musculosas y escotes, cada porción de desnudez cobra sentido; tan, tan distinto del despojo mecánico de la bikini. La sutil diferencia -delimitadora del concepto de erotismo- entre sugerir y mostrar.
Cuando ha pasado el furor de gente y bolsos en Retiro, y miles de autos dejaron su huella en el pavimento de la ruta 2, aquí parecemos otros. En Corrientes, en 9 de julio, en Rivadavia; en el centro y en los cien barrios porteños, quedan pocos.
Entonces, no queda más remedio que mirarse.
Máscaras muy diferentes cubren el calor del balneario y el frío de Buenos Aires. ¿O lo son tanto? Cuerpos ocultos tras capas de sweaters, manos enfundadas en guantes que endurecen el tacto hasta quebrarlo; los amantes se dan la mano y no la sienten. O el caprichoso croquis de pieles en la arena, figuras que el mar engulle y vomita como en un espasmo. Brillo labial y sombra de ojos dibujan las sonrisas sincopadas en el boliche de la peatonal, para que un rato después los besos anónimos las desdibujen.
Debajo de todo aquello, ¿dónde estás? ¿Dónde estoy? En La vida descalzo Alan Pauls describió la poesía de Cabo Polonio en julio.
Quiero estar en la playa cuando se han ido, los que tapan toda la arena con celofán.
¿Y en la ciudad del verano? No hay brisa marina sino sudor.
Buenos Aires, 95 % de humedad, no me verás en el subte.
Sólo quedará caminar por la calle abrasadora. Asfalto desvistemé. Entre minis, musculosas y escotes, cada porción de desnudez cobra sentido; tan, tan distinto del despojo mecánico de la bikini. La sutil diferencia -delimitadora del concepto de erotismo- entre sugerir y mostrar.
Cuando ha pasado el furor de gente y bolsos en Retiro, y miles de autos dejaron su huella en el pavimento de la ruta 2, aquí parecemos otros. En Corrientes, en 9 de julio, en Rivadavia; en el centro y en los cien barrios porteños, quedan pocos.
Entonces, no queda más remedio que mirarse.
Etiquetas: buenos aires
11 Comments:
Me gusta tu blog.
Saludos.
che, toda la razón.
igualmente la ciudad en verano me angustia porque quiere decir que me quedé, que no me puse la mochila al hombro.
¿y qué somos aquellas personas que como caracoles llevamos nuestras mochilas/casas al hombro y nos viajamos a las montañas por algun tiempo (ojalá indefinido)?
me encanta la playa en invierno, sobre todo si hay alguien para abrazar y para usarle los buzos.
muy lindo blog, lleno de sensaciones
Gracias Zen y Jane por las caricias!
Y para las personas caracol que se van de viaje, pronto vendrá la re-edición/re-posteo/refritaje de la "Teoría del mochilero", un escrito que supo adornar las páginas virtuales de otro blog
Abrazos!
ja!
Una pregunta, Lula... ¿los residentes del Partido de la Costa o del Partido Gral. Pueyrredón o de Gral. Alvarado... también serían caretas por quedarse en sus casas durante el verano, o la regla se modifica?
Te pregunto porque conozco gente que vive por allí y siempre me parecieron medio caretas...
Yo me quede este verano que paso en la ciudad. Preferiria haber sido mas careta. Sin aire no se vive, posta.
Este verano, segun las clasificaciones, tambien voy a zafar del caretaje! (eh! necesito siempre la aprobacion de otros para afianzar mis posturas, por favor)me calzo la mochis y me voy al norte.
no aguanto la espera.
muy poetico lo tuyo, muy conmovedor
lo ultimo es verdad, parece con un tono ironico, me di cuenta depsues de leerlo
Y todo gracias a Perón!
ey lula, www.segundasnupcias.blogspot.com
Las caretas, creo que desde hace un tiempo son mi obsesión. son fáciles de percibir y gracias a ellas la ciudad parece un carnaval de mentiras.
escribis muy copado!
Hola, antes q nada gracias x el link!!
Movi mi blog a www.ciegaacitas.com hace unos días. Si podés, por favor actualiza la dire. Gracias!
LG
Y se paro el Blog???
Tenemos que comentar los Silenciosos para que vuelvas a Postear???
Saludos
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